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nov./2020

LA IMPORTANCIA DE LA OPTIMIZACIÓN DE LOS BOMBEOS DE AGUA SUBTERRÁNEA EN LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA. ASPECTOS HIDROGEOLÓGICOS.
D. Luis Rodríguez Hernández. Ingeniero de Minas. Hidrogeólogo

 


Ingeniero superior de Minas, especialidad Geología Aplicada y Geofísica por la E.T.S de Ingenieros de Minas de Oviedo. Desde marzo de 1978 trabajó en E.P.T.I.S.A., en los proyectos, dirigidos por el IGME, Investigación Hidrogeológica, Conservación y Gestión de acuíferos en la cuenca Media y Baja del río Júcar y Plan Nacional de abastecimiento a núcleos urbanos. En 1986 se incorpora a la Diputación Provincial de Alicante. Entre septiembre de 1995 y julio de 2018 ejerció la Dirección técnica y económico-administrativa del Ciclo Hídrico. En su faceta técnica, sus líneas preferidas de actuación han sido el proyecto y dirección de más de 150 pozos y sondeos para abastecimiento y su evaluación y equipamiento, así como de plantas potabilizadoras en los programas FEDER 1992 y (2002.9.IHC.001) financiado con Fondos de Cohesión. Como estrategias de desarrollo, el Plan de Optimización Energética de Instalaciones de Elevación de Agua; los Planes de construcción de presas de recarga a los acuíferos y de Construcción de presas para regular escorrentía superficial provincial en pequeñas cuencas; los programas de estudios hidrológicos y gestión del agua de la provincia, con el IGME. Definición de los 167 embalses subterráneos provinciales y modelación numérica de los principales; diseño e implantación de las redes de control hidrológico y del Sistema Provincial de Información Hidrológica e Infraestructuras Hidráulicas, enlazado con el Sistema de Telegestión de Recursos Hídricos e Infraestructuras Hidráulicas, primero de carácter provincial. Ha diseñado y dirigido el desarrollo de herramientas propias de diagnóstico, planificación y ayuda a la decisión, software hidrológico e hidráulico, con la edición de 12 aplicaciones. Ha sido autor o coautor en 79 ponencias o comunicaciones presentadas en cursos, revistas o certámenes y director, coordinador o editor y coautor de 56 libros, de contenido hidrológico, hidrogeológico, de gestión de recursos hídricos y de optimización de sistemas de abastecimiento.

 

El consumo y coste energético de elevación del agua subterránea hasta los depósitos o balsas de regulación, en los abastecimientos de agua o regadíos, son variables significativas tanto en la huella energética del sector como en el coste de la actividad.

 

Ø El impacto energético

El consumo de energía en los bombeos de agua subterránea representa un porcentaje relevante del gasto energético del abastecimiento de agua, especialmente elevado en el sureste español, con extensas áreas suministradas, en un alto porcentaje, con agua subterránea frecuentemente extraída a notables profundidades. 

En los Programas desarrollados por la Diputación de Alicante Optimización de la explotación en infraestructuras municipales de captación de aguas, entre 1991 y 1998 y, posteriormente, entre 2013 y 2017, que abarcaron 59 y 60 instalaciones de impulsión, respectivamente, se obtuvieron datos detallados acerca de consumos y rendimientos de elevación de aguas subterráneas al depósito, que, completados con datos de la Encuesta de infraestructuras municipales de abastecimiento en alta, permiten establecer los siguientes parámetros:

  • El consumo energético medio provincial en la elevación de aguas subterráneas para abastecimiento asciende a 0,9 kWh/m3, ratio medio similar al obtenido para la provincia de Almería, de 0,94 kWh/m3, en el Estudio de la huella energética del abastecimiento urbano de agua de la provincia de Almería. (Martínez F.J. 2011).
    Varía entre 0,20 en acuífero detrítico de poca profundidad y 3,66 en acuífero sobreexplotado del Medio Vinalopó, correspondiendo los valores más elevados a impulsiones de altura de elevación media-alta o con inadecuados rendimientos y regímenes de explotación.
    Considerando un bombeo de 110 hm3/año, el consumo ascendería a 100 MWh/año.

  • En los municipios con gestión directa del servicio de aguas, el consumo unitario medio resulta de 1,21 kWh/m3 que, para un bombeo de 7,77 hm3/año, proporciona un consumo de 9,4 MWh/año. Los rendimientos electromecánicos resultaron en el intervalo 10-66%, presentando más del 50% de las impulsiones rendimiento <40%

Estas cifras revelan el ahorro potencial si se corrigen los rendimientos al objetivo del 60%. Mayor aún si se considera también el bombeo de agua subterránea con destino agrícola, del orden de 100 hm3/año.

En consecuencia, el incremento de la eficiencia energética mediante el adecuado diseño electromecánico de las instalaciones en la fase de proyecto, así como el aumento de su rendimiento y la adecuación del régimen de bombeo y de la tarifa eléctrica en la fase de explotación, tienen un impacto energético y económico trascendente.

Instalación electromecánica de elevación de aguas subterráneas

 

Ø Mitigación del impacto energético en el diseño y explotación de las instalaciones

En las captaciones con fluctuaciones intra y plurianuales de la superficie piezométrica poco significativas, escasa variación de la demanda estacional y elevado caudal específico, el diseño óptimo de las instalaciones y del régimen de explotación es sencillo, ya que la altura manométrica de elevación es, prácticamente, constante para cada caudal, reduciéndose el diseño a elegir el caudal de bombeo que, satisfaciendo la demanda diaria, con dimensionamientos y pérdidas electromecánicas razonables, se adapte a la tarifa eléctrica más conveniente, cumpliendo las restricciones que impone la captación y la capacidad de almacenamiento destino, que suele ser la tarifa correspondiente a las horas valle     contratando los kW requeridos en los períodos 3 o 6 y una mínima potencia en los restantes períodos, para alumbrado y servicios.

El diseño se complica cuando la captación presenta alguna/s de las características siguientes:

  • Variaciones piezométricas intra y/o plurianuales relevantes

  • Descensos piezométricos importantes para el intervalo posible de caudales de explotación

  • Importantes fluctuaciones estacionales de la demanda de agua

En estos casos, la altura manométrica de la instalación oscila significativamente con el caudal, ya que a la variación de las pérdidas de carga se suma la fluctuación piezométrica natural y/o antrópica del embalse subterráneo y la provocada con el bombeo en el pozo; a lo que se puede sumar la variación mensual del caudal a bombear por variaciones en la demanda.

El problema multifunción de la optimización del coste energético, no puede abordarse analíticamente sino de forma numérica, lo que requiere herramientas de ayuda, como pueden ser las desarrolladas por el Ciclo Hídrico de la Diputación de Alicante entre 1992 y 2018.

La aplicación LOLI 4.0, optimiza el diseño y régimen de bombeo en las instalaciones de captación de aguas subterráneas, considerando todas las variables hidrológicas citadas y las restricciones impuestas por la captación, los depósitos de regulación, la reglamentación eléctrica y las normas tecnológicas, contemplando la posibilidad de variador de frecuencia, y de demanda y piezometría variables. Determina el caudal óptimo, diseña las instalaciones y la tarifa idónea para minimizar el coste del agua. También contempla la posibilidad de energía solar. Se utiliza para captaciones individuales.

El diseño se complica, aún más, cuando se trata de optimizar sistemas distribuidos, como puede ser un abastecimiento de agua que se suministra de varias captaciones, pozos y manantiales en distintos acuíferos, complementadas o complementando aguas de distintos orígenes; aguas superficiales y/o desaladas. Esto implica distintas garantías de suministro, alturas de elevación, calidades del agua, caudales variables en los recursos alternativos y diferentes costes y gastos energéticos, todo ello en sistemas hidráulicos en alta complejos, con diversos depósitos de regulación e interconexiones con las captaciones y puntos de demanda, lo que obliga a considerar series de demandas con distribución horaria. Además, a las restricciones hay que añadir las de calidad del agua requerida en destino y de garantía de suministro en cada origen.

Hidrológicamente, el diseño requiere contemplar nuevos conceptos, como series de aportaciones en manantiales y aguas superficiales, calidad del agua de las distintas fuentes y curva de reservas útiles para determinar la garantía de suministro de las captaciones de agua subterránea y los volúmenes almacenados, en cada momento, en los embalses.

Una aplicación que incorpora al cálculo hidráulico los conceptos hidrogeológicos es DIANA 1.3, que, utilizando LOLI 4 en cada captación y elevación, optimiza, energética y económicamente, sistemas complejos de abastecimiento, contemplando series de demandas horarias, embalses superficiales y subterráneos con sus aportaciones, calidad del agua y curva de reservas útiles, pozos, manantiales, plantas de tratamiento y aportaciones externas, con su coste.

Cualquiera que haya sido el diseño de la captación de agua subterránea, en la fase de explotación también es posible optimizar energéticamente su funcionamiento. En esta fase, las disfunciones típicas son:

  • El bajo rendimiento de las instalaciones

  • El deficiente régimen de explotación

  • La inadecuación de la tarifa eléctrica

  • El erróneo diseño de la instalación en origen o progresivamente sobrevenido por disminución del rendimiento del pozo, descenso piezométrico por sequías o sobreexplotación, etc. 

Para el diagnóstico de la baja eficiencia y su origen y, especialmente, para el seguimiento de los parámetros de rendimiento y detección temprana de disfunciones, es necesario un sistema de monitorización  continua de los parámetros y de interpretación de los mismos, como puede ser el módulo de optimización energética, implantado dentro del Sistema Provincial de Tele gestión de Recursos Hídricos e Infraestructuras Hidráulicas, que permite el diagnóstico continuo del rendimiento de las instalaciones de captación, la  adecuación de su régimen de explotación a la tarifa contratada, el gasto y coste energético del agua elevada, la idoneidad de los parámetros que definen el funcionamiento hidráulico y eléctrico de la captación e impulsión, así como el origen de las posibles disfunciones.

Pantalla de cálculo de la eficiencia energética

 

No es frecuente la aplicación de la metodología propuesta para la optimización energética de las elevaciones de agua subterránea ni la utilización de aplicaciones informáticas como las citadas, porque hay escasez de Ingenieros con formación electromecánica e hidráulica que tengan, a su vez, formación hidrogeológica. Además, tampoco lo es el disponer de la información hidrológica necesaria para el diseño, como series de evolución piezométrica, menos aún de predicción, o curvas de reservas del acuífero; o sistemas de telegestión que contemplen aspectos hidrogeológicos, al menos en los municipios con gestión directa del servicio de aguas.

 

Ø Aspectos hidrogeológicos

La optimización de los bombeos de agua subterránea requiere, tanto en el diseño de las instalaciones como en la explotación, de una serie de datos que implican disponer de los siguientes conocimientos, herramientas, protocolos y sistemas:

  • Cartografía hidrogeológica con la delimitación y funcionamiento hidráulico de los acuíferos de la zona

  • Red de control piezométrico, con objeto de conocer la evolución intra y plurianual de la superficie piezométrica

  • Si intervienen manantiales, red de control hidrométrico, para conocer la evolución intra y plurianual del caudal

  • Modelación numérica del/los acuíferos/os concernidos, para generar las evoluciones piezométricas y, en su caso, hidrométricas, ante distintos escenarios de explotación

  • Curva de reservas útiles de la/s captación/es a optimizar

  • Croquis detallado de la captación, con definición del muro del/los tramos acuíferos y sus características; específicamente del nivel piezométrico límite

  • Ensayo de bombeo de la captación, con bombeos escalonados

  • Analítica de las aguas

  • Para una operación ágil de los diagnósticos energéticos, sistema de información hidrológica que integre los datos hidrológicos e hidráulicos, la cartografía hidrogeológica e infraestructura y el sistema de telegestión, conteniendo entre sus bases de datos actualizadas la de demandas de agua y las curvas características de las electrobombas de elevación.

Consecuentemente, se propone que el ahorro energético sea un factor más a considerar al analizar el retorno de la inversión en las herramientas de investigación, control y gestión de las aguas subterráneas y en las aplicaciones específicas de ayuda a la decisión.

 



nov./2020
EL USO DE DATOS DE SATÉLITE EN HIDROGEOLOGÍA: RETOS Y OPORTUNIDADES
Dra. Lucila Candela Lledó. Hidrogeóloga
 


Investigadora de IMDEA-Agua. Ha sido profesora de la UPC, gestora del P.N de I+D+i en Recursos Hídricos y ERANETs ‘Crue e Iwrm.net’ (MICON); Vocal del CNA- Ministerio de Medio Ambiente y vicepresidenta de la AIH-GE. Su participación internacional incluye entre otros: Miembro electo del External Advisory Group (C.E.), UNESCO-IAH, Universidad de Edimburgo (Escocia), Ministère de l’Environment (Francia) y ASEMWATER (China). Especialista en hidrología subterránea, con énfasis en recarga natural, transporte de contaminantes en aguas subterráneas y zona no saturada, (metales pesados, microcontaminantes emergentes, plaguicidas y nitratos). Ha publicado más de 100 artículos (incluye revistas indexadas de la especialidad), libros y capítulos de libros y dirigido tesis doctorales y de master. Ha organizado cursos, seminarios y congresos a nivel nacional e internacional, y ha participado como experta y conferenciante en numerosos paneles nacionales e internacionales. Los proyectos financiados como investigadora principal incluyen organismos nacionales (AECI, MICON) e internacionales (Diversos Programas Marco de investigación de la C.E, DGXII, UNESCO, GEF, Banco Mundial, OIEA), empresas y administración. Entre la financiación externa para estancias en el extranjero , destacar la financiación Fullbright obtenida.

 

Credits: NASA

Desde las primeras misiones de satélites con ‘Sensores Remotos’ incorporados para determinar la extensión de la capa nival o usos del suelo, los sensores han incorporado importantes cambios tecnológicos que permiten numerosas aplicaciones. Dado el gran número de satélites y sensores, la posibilidad de cubrir amplias áreas y la capacidad de resolución temporal y espacial, entre sus posibles usos se puede destacar el monitoreo de componentes del balance hidrológico.

La aplicación de esta técnica en estudios de recursos hídricos genera grandes expectativas al presentar numerosos parámetros hidro(geo)lógicos distribución espacial y variación temporal. Sin embargo, en estudios de aguas subterráneas todavía existen limitaciones derivadas de la escala utilizada y a que generalmente los sensores proporcionan medidas indirectas de las variables observadas y requieren de una posterior transformación en magnitudes de naturaleza hidrológica. Por ello, la disponibilidad de datos y parámetros directamente utilizables por un usuario suele estar limitada o circunscrita al uso de plataformas on-line de diversa accesibilidad. Junto a los factores anteriores también son importantes aquellos derivados de los sensores utilizados: calidad de los datos obtenidos y representatividad de las observaciones; resolución temporal y espacial, en muchos casos inadecuada para el fenómeno observado; donde y cuando se toman los datos por el sensor; continuidad de los registros debido a cambios de satélite y latencia o disponibilidad en tiempo real.

Las aplicaciones actuales de la información procedente de satélite se dirigen mayoritariamente a la obtención de series temporales meteorológicas, se debe destacar en algunos casos sobre estiman las observaciones; humedad del suelo mediante micro radar, limitada a los 5 cm superiores del suelo; o para estimar cambios del almacenamiento terrestre de agua basados en la gravedad de la Tierra (GRACE) o subsidencia (interferometría por radar, InSAR). Si bien las aplicaciones de GRACE para cálculo de los recursos subterráneos mediante balance global se han llevado a cabo en amplias regiones (Chad, Irak, entre otras), los estudios de subsidencia permiten una aplicación más localizada. Algunos estudios han permitido establecer la relación entre subsidencia y explotación de agua subterránea en cultivos como en el Valle Central de California, o cartografiar cambios del nivel del agua subterránea como resultado de la subsidencia producida por su explotación (Madrid, zonas del S y SE peninsular entre otras).

Se puede concluir que debido a su desarrollo actual y futuro las aplicaciones basadas en sensores remotos incorporados a satélites, constituyen una importante fuente de conocimiento en zonas con información hidrológica poco accesible o con limitaciones de monitoreo. Cuando se combinan con observaciones in situ, son técnicas potentes, relativamente baratas y accesibles para el monitoreo y gestión hidrológica y que presentan un futuro muy prometedor.

 


sept./2020
EL TRASVASE ENTRE PLANTAS DESALADORAS
Dr. Antonio Pulido Bosch. Catedrático. Vocal del Club del Agua Subterráneas
 


Licenciado y Doctor (1977) en Geología (Hidrogeología) de la U. de Granada. Actualmente es Profesor Colaborador Extraordinario en el Departamento de Geodinámica de la U. de Granada, tras su jubilación como Catedrático de Geodinámica en la U. de Almería (desde 1997). Autor o editor de 24 libros,  de unos 700 artículos científicos publicados en revistas y conferencias nacionales o internacionales. Director de 30 tesis de doctorado y más de 30 tesinas. Responsable de más de 30 proyectos competitivos y 100 contratos de investigación. Defensor Universitario de la Universidad de Almería durante 6 años. Ex presidente del Club de Agua Subterránea (CAS). Miembro Honorario de la Sociedad Polaca de Geología.

 

La ministra de Transición Ecológica anunció en su momento la pronta licitación del proyecto de interconexión de las plantas desaladoras gestionadas por ACUAMED en el área de influencia del trasvase Tajo-Segura. Para ello se utilizaría la red de canales de riego existentes, que llevarían el agua a las zonas con problemas de sobreexplotación de acuíferos.

Aunque la propuesta sobre el papel parece muy oportuna, desde el CAS queremos hacer algunas puntualizaciones.

  • Las plantas desaladoras de agua de mar tienen su principal ventaja en el hecho de que se pueden construir junto al sector de utilización y siempre junto al mar.

  • Que el coste de producción ha sido muy contestado por los agricultores por ser demasiado costoso para este uso.

  • Que la conexión indicada “a partir de los canales ya existentes” choca con el hecho de que la cota de partida es muy cercana a la del nivel del mar, por lo que es imposible ese tránsito sin los bombeos pertinentes, lo que supone un coste añadido. Si los canales que se indican estuvieran sin revestir, habría que contabilizar las fugas correspondientes.

Por todo ello, creemos imprescindible que se reconsidere la propuesta. Además, insistimos en la necesidad de optimizar los procesos con un énfasis especial en utilizar energías limpias tales como la solar y eólica.

Lógicamente, es imprescindible un estudio económico detallado de cada propuesta. No parece razonable que el agua desalada en Alicante se use en regadío en Almería o al revés. Por último, las propuestas deben respetar el medioambiente y la sostenibilidad.

 

   


julio/2020
LAS AGUAS RESIDUALES REGENERADAS Y LA RECARGA DE ACUÍFEROS.
Dr. Miquel Salgot de Marçay. Doctor en Farmacia por la Universidad de Barcelona. Catedrático de Edafología y Química Agrícola en Universidad de Barcelona.
 


Catedrático de Edafología y Química Agrícola en el Departamento de Biología, Sanidad y Medio Ambiente, Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación, Universidad de Barcelona. Académico numerario de la Real Academia de Farmacia de Cataluña. Su principal campo de trabajo desde 1975 ha sido la regeneración y reutilización de aguas residuales. Miembro del Instituto de Investigación del Agua de la UB (IdRA) y Miembro de Número de la Real Academia de Farmacia de Cataluña. Vicepresidente de Adecagua. Vicepresidente del Grupo de Trabajo de la IWA sobre Aguas y Aguas Residuales en Civilizaciones Antiguas.  Ha dirigido 13 tesis doctorales. Ha participado en 17 proyectos europeos de investigación, Erasmus y Erasmus + . Ha dirigido más de 60 convenios de investigación con empresas y administraciones. Autor de más de 120 publicaciones (artículos, capítulos de libro y libros). Sus líneas de investigación son el tratamiento avanzado y la reutilización de aguas residuales, restauración de canteras y gestión de recursos de agua no convencionales.

 

La aparición del Reglamento europeo sobre reutilización para riego agrícola de las aguas residuales regeneradas ha abierto un camino para que una práctica milenaria sea realizada de una forma más científica, a pesar de los esfuerzos de diferentes actores europeos para que esto no sucediera y después de una elaboración que como mínimo podría calificarse de poco afortunada técnicamente.

La voluntad inicial en la UE era que aparecieran conjuntamente las normas para riego agrícola y para recarga de acuíferos. A lo largo del proceso desapareció esta última aplicación, por razones poco claras, aunque se ha citado la dificultad de generar un documento técnicamente adecuado.

Observando uno de los primeros borradores que circularon incluyendo ambas posibilidades, se podía detectar que el documento era una adaptación relativamente poco afortunada de las actividades de recarga de agua regenerada en Australia y Estados Unidos.

En ambos casos, agricultura y recarga, se utilizó la experiencia de otros países olvidando los trabajos de investigación y las realizaciones europeas financiados por la misma Unión. En el campo de la recarga, uno de los ejemplos claros de lo indicado fue el proyecto Reclaim Water, en el que participaron numerosos centros de investigación y universidades de la Unión, conjuntamente con otros expertos mundiales.

No hay que olvidar que en España se cuenta con grandes expertos en la recarga con aguas regeneradas, que trabajan desde hace muchos años en ella y que son socios del CAS.

Después de esta aproximación “política”, podemos indicar que la recarga debería ser una de las prioridades de la reutilización en España, y que ya fue contemplada en el desafortunado RD 1620/2007 de reutilización. En efecto, la legislación española recoge dos posibilidades: la recarga directa y la indirecta, con distintas calidades de agua a recargar.

En España hay algunas realizaciones, como las dos más conocidas en Cataluña. Una de ellas estuvo recargando directamente en el acuífero, con un coste importante, agua de muy alta calidad para la prevención de la intrusión. Obviamente para el que conoce el país, con la anterior crisis se detuvo inmediatamente la recarga, aunque se haya “vendido” cono una maravilla.

En el segundo caso se recarga en superficie un acuífero costero que se saliniza cada verano. En este caso se ha importado tecnología alemana utilizada en ese país para otros modelos de recarga.

En cualquier caso, la recarga con agua regenerada está contribuyendo en muchos lugares del mundo a aumentar los recursos de agua disponibles, con costes bastante menores que los que supondría importar el agua desde lugares lejanos con grandes infraestructuras.

La tecnología y los conocimientos para la recarga existen en nuestro país, con grandes escuelas de hidrogeólogos, pero como siempre no hay profetas indígenas en nuestro país.

 

   


julio/2020
LOS HUMEDALES Y SU IMPORTANCIA EN LA BIOHIDRODIVERSIDAD. EL PAPEL DEL ORGANISMO AUTÓNOMO PARQUES NACIONALES (OAPN)
Juan Antonio López Geta. Dr. Ingeniero de Minas. Presidente del CAS
 


Dr. Ingeniero de Minas. Funcionario al Servicio del Estado. Diplomado en Hidrogeología por la UPM. Vocal del CNA del Agua en representación de las asociaciones de hidrogeólogos. Presidente del Club del Agua Subterránea (CAS) y del Grupo Especializado de Aguas de la Asociación Nacional de Ingenieros de Minas (GEA) y miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española de Hidrogeólogos (AEH).

 

Es sabida la importancia de los humedales como soporte de nuestra biodiversidad, por ello, la protección de esos ecosistemas es esencial para su mantenimiento; en esa protección participan muchas instituciones, y entre ellas, especialmente el Organismo Autónoma Parque Nacionales (OAPN), del que se ha celebrado el pasado 23 de junio de 2020, el 25 aniversario de su creación (1995-2020); Organismo surgido de la unión del Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) y del Instituto para la Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA). Durante toda su existencia, ha sido dirigido por nueve directores, todos ellos muy interesados con los humedales, y en algunos casos, que recordemos, como Jesús Casas, Alberto Ruiz del Portal y Juan Garay, como directores de humedales tan emblemáticos como los Parques nacionales de Doñana o las Tablas de Daimiel.

A esa celebración, se une el Club del Agua Subterránea (CAS), reconociendo su magnífica labor en la conservación y gestión de la Red de Parques Nacionales (RPN), y perduramos, que hace más de tres años, el 2 de diciembre de 2016, el CAS reconocía sus méritos entregándole, en la Fundación Gómez Pardo (Madrid), el premio “Manantial” en su segunda edición; Premio que fue recogido por Basilio Rada Martínez, Director en esa fecha, acompañado de la Directora Adjunta Montserrat Fernández San Miguel.

Entrega del Premio Manantial al Director del OAPN

Con el Premio reconocíamos la excelente visión que la RPN nos ofrece de la biohidrodiversidad de nuestro país; a la vez que valorábamos el impulso dado en las últimas décadas en mejorar el conocimiento hidrogeológico de esos espacios naturales, como puede ser Doñana y las Tablas de Daimiel; pero también otros parques, donde podría pensarse que el agua no es importante, pero muy lejos de esta idea, vemos que en todos ellos el agua es importante: Monfragúe con el río Tajo como protagonista y su afluente Tiétar y sus valles; Agüestortes y Estany de San Maurici, con sus numerosos lagos, ríos o cascada que modelan el territorio; Ordesa y Monte Perdido con sus valles y circos glaciales y ríos y cascadas; Sierra Nevada con sus múltiples lagunas glaciales; Sierra de Guadarrama con el río Manzanares, o los Picos de Europa, mayor formación de calizas de la Europa Atlántica, modelado por el agua y el hielo, con ríos como el Sella. A esa gran labor, hay que sumar la de difusión; como la serie de Guías geológicas de los PN, realizadas en colaboración con el IGME, que dan una visión muy completa de la geología  de los parques, o la colaboración en determinados eventos con el CAS, como el celebrado en octubre de  2016, sobre el 45º Aniversario de los Humedales RAMSAR españoles, celebrada en Córdoba, cuyas ponencias pueden encontrarse en la Web del CAS (https://www.clubdelaguasubterranea.org/).

La Red de Parques Nacionales gestionada por el OAPN, la forman 15 Parques distribuidos: 9 por la España peninsular y 6 por las islas: Islas Atlánticas Gallegas, Archipiélago de Cabrera, Timanfaya, Caldera de Taburiente, Teide y Garajonay. En todos eso parques nacionales, el agua está presente en sus diferentes formas, como lluvia, nieve, niebla, rocío, etc., que es fundamental en su génesis, funcionamiento y modelado morfológico, con presencia de zonas de dunas, marismas, formas cársticas, terrenos y cráteres volcánicos, arroyos, manantiales, fuentes, todo ello fundamentales en el modelado del paisaje, y en el tipo de flora y fauna existente en ellos.

Como se ha indicado, en dos de ellos, como Las Tablas de Daimiel, que este año cumple 48 años de su creación, y Doñana, que el pasado año 2019, cumplía 50 años, las aguas subterráneas y los acuíferos juegan un papel fundamental en su génesis y conservación; ambos espacios forman parte de la lista del Convenio RAMSAR, y son reconocidos internacionalmente como zonas húmedas de gran interés, por su geología, hidrogeología y por su flora y fauna.

Esos dos Parques Nacionales se asientan sobre dos acuíferos muy importantes, conocidos históricamente como Sistemas acuíferos 23. Almonte-Marisma y 27. Mancha Occidental, según la clasificación establecida en el PIAS por IGME, en 1970; ambos con más de 2.500 km2 de superficie; el primero desarrollado en gravas, arenas y calcarenitas, formando acuíferos libres, semiconfinados y confinados bajo las marismas del Guadalquivir; y el segundo en calizas kársticas, conectado hidráulicamente con el río Guadiana, que una vez saturado es drenado a través de los famosos " Ojos de Guadiana", cuya salida natural, actualmente  se produce muy esporádicamente.

Izquierda “ojos del Guadiana” y a la derecha “Ojos en la marisma del Guadalquivir” (S.MM y C.Mediavilla)

A esa singularidad comentada en Las tablas, nos encontramos con otras en Doñana, como es el “Ecotono de la Vera", zona de contacto del acuífero libre con las marismas; espacio de espectacular belleza y los “lucios de las marismas”. En este entorno destacan los paisajes de cordones de dunas móviles y los cientos de pequeñas lagunas peridunares, acompañadas de otras mayores como el Sopetón, Acebuche o Santa Olalla. Destaca su flora con más de 900 especies, como el enebro marítimo, el alcornoque, el pino piñonero, el tomillo, la zarzamora, entre otras muchas, o su fauna con la presencia de peces de agua dulce, reptiles, ciervos, jabalíes, con especies singulares como el lince ibérico o el águila imperial, o la cerceta pardilla, con problemas de subsistencia, compartiendo su presencia con otras especies como flamencos, cigüeña negra, cigüeña, ansar, avetorillo, pequeña garza que utiliza los carrizos marismeños para sus nidos.

Izquierda  “Ecotono de la Vera” en Doñana; a la derecha, visita al cordón litoral de las
dunas de Doñana durante las Jornadas de humedales celebrado en Córdoba

Las Tablas, con una geología y morfología muy diferente a Doñana, es un humedal de 3.030 ha, que se origina por el desbordamiento de los ríos Guadiana y Gigüela, en su tramo medio, y las salidas subterráneas del sistema acuífero 23, favorecido por la escasez de pendiente en el terreno. Es uno de los últimos representantes de un ecosistema denominado “Tablas fluviales”; con su declaración como Parque Nacional se avanzó en la conservación de uno de los ecosistemas más valiosos de nuestro planeta, asegurando así, la supervivencia de la avifauna que utiliza estas zonas como área de invernada, mancada y nidificación, de patos: azulón, ánades de Friso, Focha Común, gallineta del agua, aguilucho gallinero y una fauna que va desde bosque Mediterráneo vegetación propia de río, pasando por saladares, bosque de Ribera, masegares, tarayais, carrizales, y praderas de algas, algas acuáticas "ovas",

Los problemas en estos espacios naturales han sido muy similares. Ambientalmente se han visto sometidas a una presión importante debido a la explotación de las aguas subterráneas de los acuíferos que los soportan, con un input escasamente planificado y carente de una adecuada gobernanza, lo que ha originado un descenso de los niveles piezométicos, afectando a su entorno y contribuyendo a la desaparición temporal de la zona inundada de Las Tablas de Daimiel o a afección de algunas lagunas en la zona de dunas de Doñana, además de una contaminación de las aguas subterráneas de esos acuíferos. Social y económicamente las consecuencias son muy parecidas, por un lado, un incremento de las tierras de cultivo y de mano de obra; y por otro, un aumento de la producción, aunque con un mayor rendimiento económico en la zona próxima a Doñana con la producción de los denominados “frutos rojos”.

Ante esto, la polémica social y científica, surge al valorar los beneficios sociales, frente a las consecuencias ambientales que se originan; pero este debate, administrativamente no está cerrado, dada su dificultad legislativa y escasa y problemática gobernanza; pero es una situación que requiere resolverse de forma razonada y  equilibrada, dando el peso adecuado a los parámetros, ambientales y socioeconómico; para ello deben establecerse unos medidas de ponderación que respeten los aspectos socioeconómico en su correcto proporción, y unos valores ambientales, con un peso suficiente que permita mantener ambos espacios en su integridad como humedales de referencia y emblemáticos a nivel internacional.

 

   

junio/2020
EL SORPASSO MEDIOAMBIENTAL
Fermín Vallarroya Gil. Dr. en Ciencias Geológicas


Dr. en Ciencias Geológicas, Profesor Titular de Hidrogeología y Geología Ambiental en la UCM (actualmente jubilado). Diplomado en Hidrogeología (IV curso de Hidrogeología Aplicada ETSIM (UPM) y 8ª edición del CIHS). Fue presidente del Grupo Español de la AIH (1988-1994). Ha organizado numerosos Congresos y Simposios, entre los que destaca el XXXI Congreso Internacional de la AIH de 1991. Secretario y Director del Dpto. de Geodinámica de la UCM (1998-2002). Ha dirigido 11 tesis doctorales y 35 DEAS, tesinas y trabajos fin de máster. Liderado una quincena de proyectos de investigación habiendo formado parte en 3 proyectos europeos siendo el investigador principal en uno de ellos. Ha publicado 215 artículos en revistas y congresos tanto nacionales como internacionales. Ha sido consultor del Ministerio para la adjudicación de becas y proyectos y es revisor de varias revistas científicas. Ha formado parte del Comité Científico de diversos Congresos internacionales. Su principal actividad investigadora se centró en hidrogeología y medio ambiente, evaluación de recursos hídricos subterráneos y en temas de gestión sustentable del agua. Colaboró en proyectos de cooperación al desarrollo en Haití, México, Marruecos, Nicaragua, Etiopía y Sahara Occidental. Investigador principal de proyectos de Art. 83 con la FMB y Repsol desde el año 2010. Exdirector y Fundador del Grupo de Investigación HidroYmab (Hidrogeología y Medio Ambiente) de la C. Madrid y UCM grupo homologado nº 910428. Asesor del Observatorio del Agua de la FMB.
Premio a la "Trayectoria profesional en hidrogeología y sus aplicaciones en España" concedido por la AIH-GE.

Este punto de vista es un “infiltrado” puesto que no se refiere al agua si no al medioambiente en general. El hombre, con su capacidad técnica, ha rebasado el poder erosivo de transporte y sedimentación de los ríos, glaciares y el viento, en la parte emergida de la Tierra desprovista de hielo: 30.400 Mt frente a los 24.500 Mt de los procesos naturales. El nuevo sistema sedimentario; canteras-autopistas-ciudades ha desplazado al natural; cuenca de drenaje, canales fluviales, deltas. Las cuencas sedimentarias ya no son los deltas y otros sistemas sino las ciudades que crecen en contra de la gravedad acumulando materiales arrancados a la naturaleza.

El presupuesto ecológico anual (es decir el crédito anual que nos da la naturaleza para que los humanos desarrollemos nuestra actividad), es más corto cada vez. Se ha acuñado el término “día de la sobrecapacidad de la Tierra” para señalar el día de cada año en que se agota dicho presupuesto. En el año 2019 se agotó a finales de julio. Por lo tanto, durante los cinco meses restantes si siguen funcionando las actividades humanas es mediante el uso de reservas de “solo una vez” o bien sobreexplotando los recursos.

Más del 53% de la superficie del planeta estaría ya afectada por la acción humana. El grado de pérdida de suelo útil para la agricultura es insostenible: del orden de 15.000 km2 al año. El agotamiento de recursos está produciendo un grave problema: el acaparamiento de tierras (land grabbing). Países como China, India, Estados Unidos y los del Oriente Medio, entre otros, están adquiriendo grandes extensiones de terrenos en África y Latinoamérica, desplazando a las comunidades autóctonas. Esta avidez busca no solo la tierra en sí, sino también climas donde el “agua verde” asegure la producción de cosechas, tanto para alimentación como para producción de biocombustibles.

De los factores ambientales, es el agua sin duda uno de los principales. Una gestión sostenible de este preciado recurso implica atender tanto a su cantidad o mera existencia como a su calidad para diferentes usos. La Directiva Marco del Agua de la Unión Europea marca el estilo de cómo se debería gestionar un recurso de forma sostenible. El enfoque aplicado al agua en esta Directiva sería un buen ejemplo para otros recursos (silvicultura, pesca, minería, etc.). En efecto, los 54 considerandos que preceden al articulado de la Directiva son un canto a la gestión sostenible.

Esos considerandos abogan por una gestión por cuencas, manteniendo la unicidad del ciclo del agua, con visión preventiva y cautelosa, con moderación. Continúa: poniendo en valor la participación ciudadana, la trasparencia informativa, la subsidiariedad. Afirma la reparación de daños ambientales, la internalización de los costes ambientales… toda una serie de valores para hacer un buen uso de un recurso que podría ser extensible como decía antes, a cualquier otro recurso. Pero este sorpasso no es un juego de palabras. La humanidad ya está avisada de que se han rebasado ampliamente los niveles admitidos de capacidad de carga.

Para revertir el rumbo tomado por la Tierra, se propugna la reducción drástica de las demandas de energía y bienes de consumo, la eficiencia en la cadena de distribución y consumo de alimentos (se pierde cada año un tercio). La educación ciudadana, el empoderamiento de la mujer, y un decrecimiento o austeridad voluntaria (sobre todo en los países más desarrollados), se hacen necesarios. La economía circular es de urgente aplicación. Sin un cambio drástico de posicionamiento por parte de la humanidad, se producirá un sorpasso irreversible. Ya no se trata de un capítulo más de la tragedia de “los comunes” de Hardin, donde el dilema es cómo hacer para que muchos individuos que actúan buscando su interés, en principio racionalmente, no acaben destruyendo el patrimonio común y limitado; ahora se trata de que “el común” es el planeta Tierra, y salvarlo implica a los más de 7.700 millones de habitantes humanos. Hay que cambiar el paradigma de “usar y tirar” por otro nuevo que suponga la moderación, la economía circular, y el “decrecimiento”. De todos depende que se evite el descarrilamiento de este vagón llamado Tierra. Solo con la participación ciudadana se podrán tomar decisiones de lo que es socialmente deseable, económicamente viable, técnica y ambientalmente sostenible, legalmente posible y políticamente realizable. El confinamiento actual nos ha hecho pensar y ojalá salga una humanidad reforzada en solidaridad para la generación presente y futura.

 

   

mayo/2020
La periodista Inmaculada G. Maldones entrevista a...
UN SISTEMA HÍBRIDO GEOTERMIA-SOLAR REDUCIRÍA DRÁSTICAMENTE LOS COSTES ENERGÉTICOS DE LAS DESALADORAS EN ESPAÑA Y EVITARÍA ANUALMENTE LA EMISIÓN DE 510 MILLONES DE TONELADAS DE CO2.
Inmaculada G. Maldones. Periodista y Licenciada en Ciencias Políticas


Fundadora y editora del portal Geotermiaonline.com dedicado a la divulgación y el aprovechamiento de la geotermia como recurso energético renovable, siempre disponible, en cualquier emplazamiento, las 8.760 horas del año. Colabora con el grupo de Hidrocarburos del Comité de Energía y Recursos Naturales del Instituto de la Ingeniería de España (IIE). Como socia directora de Mardones Comunicación colaboró con la Asociación Española de Compañías de Investigación, Exploración y Producción de Hidrocarburos (ACIEP), Grupo Frial y la Confederación Hidrográfica del Tajo. Directora de Comunicación del Ministerio de Fomento 2004-2005. Ha trabajado en EL PAÍS (1984-2011) donde ha desempeñado varias jefaturas de Sección (Sociedad, Medios y TV, Negocios) y la dirección del semanal inmobiliario Propiedades. En El PAÍS ejerció durante varios años la cobertura de informaciones relacionadas con el Medio Ambiente, Infraestructuras, Agua (Sequía, Plan Hidrológica Nacional) y Energías Renovables. Es Premio Nacional de Energías Renovables por Enerclub. Con anterioridad ejerció el periodismo en Gaceta Ilustrada, Radio Exterior de España y como guionista en el programa de debate Fin de siglo (TVE-2).

Con una capacidad de desalación que coloca a España en el quinto país del mundo, el proceso de convertir agua marina o salobre en el litoral Mediterráneo español, no ha conseguido a fecha de hoy la pretensión que inspiró el programa ACUA; el plan alternativo del primer gobierno de Zapatero al suspender el trasvase del río Ebro al litoral Mediterráneo y sustituirlo por desaladoras.

Ninguna de las 16 grandes plantas desde Castellón hasta el Estrecho está dotadas de energía renovable de apoyo para su funcionamiento. Se trata de grandes instalaciones (excluida la de Abrera en el Llobregat que abastece al área metropolitana de Barcelona) con una capacidad de desalar 344,68 hectómetros cúbicos anuales con una inversión promedio de 68,7 millones de euros cada una. Sus costes energéticos para su funcionamiento representan el 52% y un 36% de los costes totales, aunque ninguna haya llegado a funcionar por encima del 50% de su capacidad media a lo largo del año. La desalación sale muy cara.

La mayoría de los agricultores de cultivos necesitados de agua no salobre en el litoral Mediterráneo apenas usan esa agua desalada porque, según afirman, su precio les resulta excesivamente elevado. En bastantes casos recurren a montar mini desaladoras clandestinas para salir del paso, sin acompañarlas de sistemas de tratamiento para la salmuera que generan como subproducto y acaba vertida sin control a espacios colindantes.

Con este escenario, la ingeniera industrial por la universidad Carlos III de Madrid, Elisabet Palomo (Madrid, 1976) muy interesada por las energías renovables planteó a la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) realizar una tesis doctoral, enfocada a resolver el enigma de cómo aplicar energías renovables al funcionamiento de estas costosas instalaciones, de manera que el agua desalada producida redujera notablemente sus costes. Sobre todo, para su uso en regadíos.

 

Aunque trabaja en una multinacional de productos para la construcción y energías renovables, Palomo lleva desde 2017 dedicando sus horas libres a la tesis que espera concluir el próximo año. “Siempre me han gustado las energías renovables y la geotermia en concreto me parecía sorprendente y muy desconocida en España. Vi que la UNED ofertaba una línea de investigación sobre energías renovables, hablé con ellos, les comenté que quería hacer mi tesis sobre geotermia y me dijeron que adelante”.

La apoyan en este trabajo los profesores Antonio Colmenar-Santos, Francisco Mur-Pérez y Enrique Rosales-Asensio, con los que ha publicado ya dos artículos. El primero  Measures to remove geothermal energy barriers in the European Union sobre las barreras que impiden el desarrollo de la geotermia en Europa; un tercero sobre el potencial geotérmico de la industria española, con el que espera dar por concluida su tesis en 2021 y el segundo,  Thermal desalination potential with parabolic trough collectors and geothermal energy in the Spanish southeast, publicado en el último número de la revista Applied Energy. En este último es donde desarrolla un modelo de desaladora híbrida (termo-solar-geotérmica) escalable en Níjar (Almería) de 1.087,5 kw para la generación permanente de 9.000 metros cúbicos de agua potable al día, el consumo de unas 20.000 personas, una población como la de la vecina Huércal. El objetivo sería trasladar y aplicar su investigación a las desaladoras situadas en las 22 áreas potenciales del litoral español desde el Estrecho hasta Gerona.

 

Para ello, se ha basado en las horas de insolación de esa franja territorial, de la que existe sobrada información tanto en las comunidades autónomas, como de la Plataforma Solar de Almería donde se han gestado la mayoría de las tecnologías termosolares y fotovoltaicas instaladas en el mundo. Por otro lado, existe información detallada disponible sobre exploraciones de hidrocarburos y geotérmicas acometidas en la zona de Níjar por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME). 

A partir de las observaciones de ambos análisis y sus potenciales combinaciones, la investigadora concluye que con un pequeño despliegue de: “colectores cilindro parabólicos (PTC) sobre un área de 3.375 metros cuadrados y un pozo de geotermia a 490 metros de profundidad, donde el agua alcanza los 41,8 ºC, se podría alimentar térmicamente una planta de desalación Multiefecto (MED) durante el 76% del tiempo operativo anual. Y si profundizamos más hasta los 790 metros, donde la temperatura del agua alcanza los 70ºC se conseguiría suministrar el 100% de la energía requerida por la planta.” 

Al situar su planta en el paradigma actual de la transición energética hacia la descarbonización y la sustitución de los combustibles fósiles por energías renovables, extrapola su propuesta al conjunto de las 16 desaladoras del programa AGUA cuyo coste energético resulta gravoso. “Se evitaría la emisión anual de más de 510,4 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera y los costes operativos se amortizarían en poco más de seis años".  Su planteamiento es optimizar las desaladoras operativas y reducir drásticamente los costes operativos de las plantas existentes. Esa extrapolación no presenta obstáculos, dado que el desarrollo de los colectores cilindro parabólicos están suficientemente maduros y testados en España, aunque en mucha menor proporción que el otro tipo de captadores de la irradiación solar como los paneles fotovoltaicos diseñados para generar electricidad. "Nuestro modelo no funciona con electricidad. Desalamos con un recurso térmico a 70º C", añade Palomo.

La investigadora sostiene que los colectores por sí solos aportarían el 8% de las necesidades energéticas de la desaladora. Hibridados con la geotermia, incluso en momentos que superaran los 180º C en picos de exceso de irradiación, bombas geotérmicas de calor de doble efecto desviarían hacia los pozos geotérmicos ese excedente térmico, ya que el rango de temperatura requerida para el proceso de desalación se sitúa en torno de los 70º C.

En cuanto al sistema de desalación elegido para su modelo de planta (la gran mayoría de las existentes utilizan membranas de ósmosis inversa) considera que la desalación por destilación multiefecto, conocida como MED es la idónea por su bajo coste equivalente y la mejor calidad del agua producida. Es destilada, casi pura y no contiene sustancias como la desalada por ósmosis inversa que requiere tratamiento depurativo antes de enchufarla a la red de abastecimiento. Esta alternativa tiene la ventaja de que es escalable al poder añadir módulos de destilación si crece la demanda.

"Por lo tanto, deseamos que este estudio sirva como referencia en otras áreas con condiciones climáticas y geotérmicas similares. Se podrían proponer estudios futuros en diferentes áreas geográficas costeras (insulares o peninsulares) donde es necesario desalinizar debido a la escasez de agua potable y / o riego y con otros perfiles de radiación solar y recursos geotérmicos". Elisabet Palomo recuerda que el potencial geotérmico de España alcanza los 610 GWt. No se trata de ponerlos todos en valor, porque para su modelo no hace falta recurrir a grandes perforaciones como exigen las plantas geotérmicas de generación eléctrica o de calor para calefacción de distrito. Cada territorio reúne condiciones geotérmicas singulares.

Aun así, concluye que "España dispone de suficiente recurso solar y geotermia de baja temperatura en buena parte de la geografía, por lo que la hibridación de ambos es ideal para el uso en desaladoras térmicas tipo

   

abril/2020
¡AGUA SUBTERRÁNEA: “todos somos contingentes, pero tú eres necesaria”!
Esther Sánchez Sánchez. Licenciada en Ciencias Geológicas, Hidrogeóloga. Vocal del Club del Agua Subterránea (CAS)


Licenciada en Ciencias Geológicas y Especialista en Hidrogeología por la UCM; obtuvo el Reconocimiento de Suficiencia Investigadora por la UCM en 1995.

Lleva más de 25 años de ejercicio profesional en hidrogeología y explotación de aguas subterráneas, colaborando en distintos estudios y proyectos hidrogeológicos en distintas zonas de España, en el seguimiento y control en la construcción de sondeos profundos de captación de aguas subterráneas y en la explotación del recurso para abastecimiento urbano. En los últimos 19 años ha desarrollado su labor profesional en la operación de aguas subterráneas para el abastecimiento urbano de la Comunidad de Madrid en sequías y contingencias del sistema. En la actualidad ocupa el puesto de Coordinadora de Explotación de Aguas Subterráneas en Canal de Isabel II. Ocupa el cargo de Secretaria de la Asociación internacional de Hidrogeólogos, Grupo español (AIH- GE) y es integrante de la Junta Directiva del Club del Agua Subterránea (CAS)

 

Desde la ventana de mi obligado confinamiento por la pandemia de Covid-19 dispongo de numerosos canales profesionales en los que participo diariamente en reuniones y conversaciones de opiniones diversas y por los que veo pasar una gran abundancia de imágenes, documentos técnicos, nuevas normas legales que cambian de un día para otro modificando la anterior, con todo lo que ello conlleva, propuestas de planes de trabajo de servicios mínimos, la dificultad que genera la falta de repuestos, suministros y reactivos, el reto del mantenimiento en situaciones adversas, el establecimiento de calendarios de turnos impregnados de miedo al contagio, el papel de los equipos de reserva, las necesidades de los trabajadores y un sinfín de innumerables etcéteras. Son días agotadores… pero el agua tiene que seguir llegando a los hogares en las condiciones adecuadas y… ¡LLEGA!

Afortunadamente la mayoría de nuestros sistemas son robustos y esta amenaza no ha sido lo suficientemente severa como para reducir de forma considerable su solidez. No obstante, no todos los sistemas presentan la misma robustez y algunos podrían estar en riesgo de cumplir con su función.

Gestionar con éxito las contingencias y evitar que estas desemboquen en crisis, requiere la disponibilidad de planes de contingencia establecidos previamente y también la obligatoriedad de su actualización y validación mediante simulacros para garantizar su efectividad. Dichos planes han de ayudarnos a NO IMPROVISAR y poder determinar las medidas y actuaciones que debemos adoptar para cumplir el cometido y reducir los daños en una eventualidad importante.

En estos contextos de crisis o situaciones extremas es donde, una vez más, tienen un papel clave las aguas subterráneas. Ya constituyen un elemento esencial en cualquier proceso de planificación hidrológica, contribuyendo a mitigar o incluso evitar los impactos al recurso hídrico y al medio ambiente. A modo de ejemplo podemos citar que en el reciente Esquema Provisional de Temas Importantes de la parte española de la Demarcación Hidrográfica del Tajo (Enero 2020) las aguas subterráneas están integradas directa o tangencialmente en más del 45% de los temas considerados. Otro ejemplo importante de planificación que puede englobar a las aguas subterráneas son los Planes Especiales de Sequías que permiten hacer una gestión ordenada de este fenómeno mediante la gestión del riesgo, reduciendo los efectos causados por las peores sequías y evitando entrar en situaciones de crisis. Por tanto, es una realidad que es nuestro país frente a muchas amenazas climáticas y medioambientales, las aguas subterráneas tienen la llave total o parcial de la solución.

La inclusión de las aguas subterráneas en los procesos de planificación hídrica, ciertamente cada vez con mayor contenido, es necesario pero NO ES SUFICIENTE para extraer de este recurso el 100% de su potencial ante un amplio abanico de posibles eventualidades.

Una simplificación de cualquier sistema de operación podría responder al siguiente esquema: “SISTEMA DE OPERACIÓN = recursos hídricos + recursos energéticos + recursos materiales + recursos humanos (operadores) + conjunto de infraestructuras + usuarios + entorno /medio ambiente“. Así, cualquier amenaza que pueda afectar de forma importante a cualquiera de estos elementos, puede contribuir a la generación de una crisis si no se gestiona para la contingencia. Por eso son tan importantes los planes de contingencias de infraestructuras, que permiten asegurar el suministro en condiciones no habituales. En este contexto, tienen especial importancia las infraestructuras estratégicas que se han diseñado para ser utilizadas exclusivamente en situaciones adversas; tal es el caso de muchas infraestructuras de captación, tratamiento y/o distribución de aguas subterráneas, que se han construido como elementos de choque contra sequías o situaciones de escasez o como elementos a integrar en sistemas de usos combinados, aumentando su capacidad de afrontar situaciones críticas.

Además, las aguas subterráneas, al estar más protegidas frente a contaminación por agentes patógenos, ofrecen un mayor abanico de posibilidades ante pandemias que afecten a la calidad del agua y contribuir una vez más a la resolución de problemas críticos. Esta pandemia representa una amenaza a uno de los elementos clave del sistema, hasta ahora no contemplado: el recurso humano. En este contexto de afecciones a la salud, las posibles restricciones en las plantillas de operación que pudieran causar la inoperatividad de algunas instalaciones clave, pueden ser sustituidas por elementos estratégicos del sistema de aguas subterráneas, lo que aumentaría la resiliencia del conjunto.

He intentado en estas líneas mostrar que las aguas subterráneas ofrecen una gran versatilidad para dar seguridad a los sistemas de operación, jugando un papel fundamental en las amenazas de sequía, escasez, averías de las infraestructuras, fallos del sistema, riesgos medioambientales e incluso pandemias. De ahí el subtítulo de este punto de vista, inspirado en una de las frases míticas de la genial película de J.L Cuerda “Amanece que no es poco” (1989) -…: “¡Agua subterránea: todos somos contingentes, pero tú eres necesaria”!

 

   

abril/2020

CORONAVIRUS, CAMBIO CLIMÁTICO Y AGUAS SUBTERRÁNEAS
Lorena Bermejo Santos. Licenciada en Ciencias Ambientales.


Licenciada en Ciencias Ambientales (Universidad de Alcalá de Henares, 2007) y Postgrado en Hidrología Subterránea (FCIHS) en la Universidad Politécnica de Cataluña (2009). Especialista en Sistemas de Información Geográfica aplicado a la geología, hidrogeología y Minería (2015). Desde 2006 desarrolla labores de hidrogeóloga en Compañía General de Ingeniería y Sondeos (CGS) y desde 2014 en Compañía General de Soporte a la Ingeniería (CGSi), llevando a cabo distintos proyectos para las diversas Confederaciones Hidrográficas.

 

Escribir un Punto de Vista este mes de abril de 2020 y no hablar sobre la crisis del coronavirus sería como estar fuera de nuestro Planeta. Recapitulemos…

Muchos científicos coinciden en que la extinción masiva que se produjo en el Cretácico, la conocida extinción de los dinosaurios, no se produjo como se ve en las películas de Hollywood en un instante concreto al impactar un asteroide. La vida a escala planetaria no se tambalea por un solo impacto. Las erupciones volcánicas que se llevaban produciendo desde hacía cientos de miles de años, generadoras de grandes cantidades de metano, dióxido de carbono y dióxido de azufre, fueron cambiando el clima y las condiciones atmosféricas de la Tierra preparando así el terreno para la extinción del Cretácico.

El cambio climático que se está produciendo como consecuencia de la actividad del hombre (traducido en aumento de la concentración de CO2 y incremento paulatino de la temperatura) preocupa a los expertos debido a la escala temporal a la que se está produciendo, es decir, a la rapidez con la que está ocurriendo. Ya no hablamos de cientos de miles de años como en la extinción del Cretácico sino de poco más de 180 años, desde la Revolución Industrial hasta nuestros días (que a escala geológica suena como una cifra algo ridícula).

Y en esta vorágine de cambio climático, que tanto nos preocupaba en los últimos tiempos, y de buenas intenciones plasmadas en la Agenda 2030 a través de unos ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) muy ambiciosos, surge un ente microscópico que nos hace tambalear a todo el Planeta. El coronavirus ha paralizado toda la actividad del Planeta, con la consecuente paralización de la economía, pero que sin embargo desde el punto de vista medioambiental nos ofrece un escenario de bajas emisiones de CO2 a la atmósfera. Desde el cielo, el satélite Sentinel-5 de la Agencia Espacial Europea ha detectado una sorprendente reducción del dióxido de carbono en el aire de China e Italia, primeros países donde se limitó al máximo el movimiento de la población. Los expertos sin embargo advierten de que el descenso en los niveles de contaminación será temporal y, a largo plazo, el impacto medioambiental dependerá de cómo cada país actúa para recuperar su actividad económica. Esperemos que realmente la crisis del coronavirus nos sirva para cambiar el modelo productivo y mitigar la tendencia que se estaba produciendo en el clima en la que el ser humano estaba orquestando su propia extinción.

Y dentro de este contexto, ¿en qué medida se están teniendo en cuenta las aguas subterráneas en los estudios de cambio climático? El pasado mes de enero el Consejo de Ministros aprobó el acuerdo de Declaración ante la Emergencia Climática y Ambiental en España, en el que se comprometía a adoptar 30 líneas de acción prioritarias en un contexto de grandes riesgos económicos y sociales por los impactos del cambio climático. Entre sus líneas prioritarias de actuación la 8ª expone: “Integrar los recursos naturales y la biodiversidad en la contabilidad nacional y la generación y actualización periódica de escenarios climáticos e hídricos para asegurar el buen uso y preservación de los recursos y la consistencia de las políticas regulatorias”. Dentro de estos escenarios hídricos, ¿qué papel van a jugar las aguas subterráneas? ¿Se les va a dar la importancia y sitio que merecen tener? ¿Se van a dedicar esfuerzos en ampliar el conocimiento que existe sobre las mismas?

En los distintos Planes Hidrológicos de Cuenca se hace una evaluación del efecto del cambio climático sobre los recursos basada en distintos estudios del CEDEX, para los escenarios de emisiones A2 (no adopción de medidas para reducir las emisiones de gases causantes de efecto invernadero) y B2 (que incorporan medidas de reducción) del IPCC y las proyecciones climáticas establecidas por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). En estos estudios se concluye que según las previsiones del cambio climático realizadas hasta la fecha en España, el impacto sobre el agua es de carácter negativo: reducción de los recursos hídricos y aumento de la magnitud y frecuencia de fenómenos extremos como inundaciones y sequías.

Así, para las distintas Demarcaciones Hidrográficas los resultados de este informe evalúan una reducción media de las aportaciones del orden del 5% para el Miño-Sil y Ebro, pasando por un 6-8 % para el Guadalquivir, 7 % para el Tajo y hasta un 11 % en las Cuencas del Cantábrico Occidental y Oriental y Segura para el horizonte 2033, entre otras. Como cabe suponer, esta reducción en las aportaciones supondrá una menor infiltración y por tanto una disminución paulatina y progresiva de las reservas de agua subterránea, si no se lleva a cabo a su vez una gestión sostenible de las mismas.

Concretamente se sabe que los efectos del cambio climático actual en las aguas subterráneas de la mayoría de las regiones del mundo se manifestarán en el transcurso de los próximos 100 años, según el Centro Leibniz para la Investigación Marina Tropical (ZMT) en Bremen, Alemania. Por este motivo, no hay que olvidarse de las aguas subterráneas en los escenarios hídricos que se planteen, para lo cual es necesario mejorar el conocimiento de mismas que, en grandes líneas, pasa por definir los límites y la geometría de los acuíferos, además de caracterizar su funcionamiento hidrogeológico, así como sus características químicas. También hay que asegurar la mencionada gestión sostenible de las mismas (teniendo en cuenta además que el agua subterránea, dada su capacidad de regulación natural, puede ayudar a mitigar los efectos del cambio climático, especialmente en épocas de sequía).

Por tanto, sólo espero que la crisis del coronavirus pase cuanto antes y que su paso, que está dejando miles de vidas por el camino, al menos nos sirva para, desde el punto de vista medioambiental, mejorar la calidad del aire que respiramos. Sin embargo, me temo que en cuanto pase querremos reactivar la economía con tal ímpetu que como siempre el medio ambiente vuelva a ocupar un segundo lugar y nuevamente, como ya sucedió en la reciente crisis económica que ha pasado España, se recorte de las mismas materias como sucedió con el Área de Recursos Subterráneos del Ministerio que desapareció y tal y como se lleva reclamando por parte de distintas agrupaciones de profesionales, como lo es el CAS, la necesidad de más técnicos hidrogeólogos en la Administración.

   

marzo/2020

ILUSIÓN Y REALIDAD DE LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS
Juan Antonio López Geta. Dr. Ingeniero de Minas. Hidrogeólogo.


Dr. Ingeniero de Minas. Funcionario al Servicio del Estado. Diplomado en Hidrogeología por la UPM. Vocal del CNA del Agua en representación de las asociaciones de hidrogeólogos. Presidente del Club del Agua Subterránea (CAS) y del Grupo Especializado de Aguas de la Asociación Nacional de Ingenieros de Minas (GEA)y miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española de Hidrogeólogos (AEH).

Han pasado varias décadas, cuando muchos nos ilusionamos por el proceloso mundo de las aguas subterráneas. Por mi parte, de la mano de José María Gálvez-Cañero Menéndez-Pidal, entusiasta de la ciencia hidrogeológica y del papel que le correspondía al IGME en esta disciplina. Para él, “todo lo debía hacer el Instituto”. Este empeño le llevaba a “pelearse” con el ministro o ministra de turno, o con el DG de Obras Hidráulicas. A pesar de su denodado esfuerzo y de su entonces fácil acceso a políticos y poderes mediáticos, no siempre conseguía entrevistarse con ellos. Últimamente no tengo noticias suyas, pero seguro que seguirá en esa batalla perdida. Digo perdida, porque muy poco se ha avanzado desde los años 70 del pasado siglo, en lo que respecta a su incorporación plena y efectiva en la PH española.

El reconocimiento de la importancia de las aguas subterráneas ha progresado lentamente en las instituciones. Son las grandes olvidadas puesto que, para mí y para otros muchos, no han estado ni están consideradas debidamente en función de su relevancia socioeconómica y ambiental (DOÑANA, Tablas de Daimiel, Fuente Piedra, Albuferas entre otras), y como parte fundamental del ciclo hídrico. Los pocos avances que se han logrado se deben más bien a la insistencia de los colectivos implicados en el estudio y difusión de esta ciencia, pero con escaso éxito mediático.

La Ley de Aguas de 1985, que consideraba el ciclo único del agua y su dominio público, con sus excepciones, abría nuevas esperanzas para las aguas subterráneas. Parecía que, por fin, se iba a conseguir aquello por lo que se venía batallando desde hace años: la integración plena de las aguas subterráneas en la Planificación hidrológica. La realidad, sin embargo, ha ido lamentablemente por otros derroteros. Así, la presencia de hidrogeólogos en la Administración hidráulica es testimonial, una veintena para una superficie superior a los 400.000 km2 que ocupan las masas de aguas subterráneas intercomunitarias; los presupuestos económicos para actuaciones relacionadas con las aguas subterráneas distan enormemente de lo que deberían ser; y que solo oigamos, con un repetido martilleo, en los medios de comunicación y en la administración hídrica, que los acuíferos están sobreexplotados o contaminados. Estos hidromitos confunden a la opinión pública y ofrecen una imagen distorsionada de las aguas subterráneas.

Decía Churchill que: “el pesimista ve la dificultad en cada oportunidad y el optimista ve la oportunidad en cada dificultad” (ABC agosto 2019). Nunca he sido pesimista; quizá demasiado optimista. Compartiendo la expresión clásica del filósofo griego “in medio virtus”, espero que la incorporación actual de gente joven en la Administración hidráulica, preparada y con conocimientos hidrogeológicos, sea el motor para alcanzar una buena gestión de las aguas subterráneas; que los Presupuestos Generales del Estado reflejen las partidas oportunas para avanzar en el conocimiento hidrogeológico de nuestros acuíferos, y así definir el estado cuantitativo y químico de sus aguas, y el papel que pueden jugar en la sostenibilidad de los ecosistemas acuáticos y en el abastecimiento de nuestra población y en el regadío; es decir, para alcanzar nuestro bienestar socioeconómico y ambiental. Con la confianza puesta en el futuro, en pocos años todo eso será una realidad y se conseguirá alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) contemplados en el marco de la Agenda 2030. Eso sí, adaptada a las nuevas tecnologías como Big Data, Internet de las Cosas (IoT), Realidad Aumentada e Inteligencia Artificial, entre otros avances.

Mi máximo agradecimiento al Dr. Juan María Fornés Azcoiti, por su colaboración en la revisión del texto original.

   

feb./2020

MIENTRAS HAYA AGUA, POCO IMPORTA
Iñaki Vadillo Pérez, Licenciado en Geología, Doctor en Ciencias Químicas. Profesor Titular en el Departamento de Ecología y Geología de la Universidad de Málaga. Vocal de la Junta Directiva del CAS


Profesor Titular de Universidad. Acumula más de dos décadas de experiencia como investigador y docente en el campo de las aguas subterráneas. En este periodo ha desarrollado su actividad en la investigación de procesos de alteración de la calidad química de las aguas y de atenuación natural de contaminantes, fruto de la cual ha publicado más de 200 aportaciones científicas entre libros, artículos, capítulos de libro y contribuciones a congresos. Ha formado parte de comités nacionales e internacionales, organización de cursos y congresos nacionales e internacionales. Es miembro de la Asociación Internacional de Hidrogeólogos-Grupo Español (IAH-GE), de la Sociedad Geológica de España (SGE), del Ilustre Colegio de Geólogos de Andalucía (ICOGA), de la Asociación Internacional de Geoquímica (IAG) y de la Asociación Española Para la Enseñanza de Ciencias de la Tierra (AEPECT), entre otras.

Sería difícil que cualquier persona, ya sea profesional de este mundo de las aguas subterráneas, de los recursos hídricos, o incluso siendo mero habitante de esta nuestra Tierra, esté en contra del título de este Punto de Vista. Incluso se podría decir que es obvio, que no es necesario enfatizarlo, pero este titular esconde un profundo sentido de ironía. Se podría interpretar, como ha sido mi propósito, que mientras haya agua, da igual cualquier otra característica que no sea meramente la posibilidad de disponer del volumen de agua necesario para las demandas (abastecimiento, agricultura o industrial). ¡No nos preocupemos, mientras haya agua, poco más importa!

Aceptar esta idea por parte de los usuarios es comprensible porque el acceso al agua es un derecho fundamental e inherente a la dignidad de cada ser humano. Pero, es también un derecho fundamental y una obligación de los organismos públicos y privados que gestionan el agua, situar su calidad al mismo nivel que la garantía de suministro. ¡Tranquilidad, mientras haya agua, su calidad es una característica secundaria!

Con todo ello quiero decir que los estudios de calidad y contaminación de las aguas subterráneas carecen de la importancia que se merecen; permítaseme que cite a Aristóteles: “No se puede ser feliz sino al precio de cierta ignorancia”. La experiencia de varias décadas en este campo me lleva a pensar que la percepción sobre la buena o excelente calidad de estos recursos hídricos se basa en la insuficiencia de estudios específicos sobre este tema.

No se puede obviar que, en esta sociedad en la que vivimos, existen miles de compuestos que son de uso común en las ciudades, agricultura e industria, y otros tantos miles en constante creación, que llegan a terminar en muchos casos en el medioambiente; ya sea por aplicación directa de compuestos en el terreno (agricultura), por vertidos directos sin tratar (el 80% de las aguas residuales retornan al ecosistema sin ser tratadas o reutilizadas (UNESCO, 2017)) o, simplemente, porque los sistemas de depuración actuales, incluso los dotados con tratamientos terciarios o superiores, no son capaces de eliminarlos en su totalidad y terminan de nuevo en los acuíferos y ríos.

Este marco ambiental siempre será perjudicial para aquellos que investigamos la calidad de los recursos hídricos, y en especial los subterráneos, porque la ausencia de financiación para el estudio de la presencia, comportamiento y persistencia de los compuestos potencialmente contaminantes siempre será una tarea desequilibrada desde el inicio, por lo tanto, vivimos en la ignorancia que nos apuntaba Aristóteles y atados de pies y manos para poder llevar a cabo nuestra función de investigación.

Déjenme recordarles que la ONU ha instaurado el día 19 de noviembre como el Día del Retrete intentando concienciarnos sobre la transmisión de enfermedades por la falta de salubridad. Esta iniciativa no se ha llevado a cabo pensando en países desarrollados, sino pensando en personas que viven en países que no poseen un sistema adecuado de saneamiento. Y aquí lanzo una pregunta para que reflexionemos, ¿no es cierto que muchas de nuestras actividades en países desarrollados (agricultura, vertidos de aguas residuales urbanas, vertidos industriales, entre otros vectores) se ubican sobre o cerca de acuíferos y ríos generando impactos irreversibles? Por lo tanto, ¿no deberíamos también nosotros marcar en el calendario el Día del Retrete para concienciarnos de la protección de la calidad de los recursos hídricos?

Recuerden a Aristóteles y sigan siendo felices…

   

dic./2019
LO QUE BIEN SE APRENDE, NUNCA SE OLVIDA
Mercedes Echegaray Giménez. Licenciada en Ciencias Geológicas. Hidrogeóloga.


Licenciada en Ciencias Geológicas por la UCM. Durante casi dos décadas realizó trabajos como profesional libre. En el año 2000 ingresa como funcionaria especialista en Hidrogeología en la Administración del Estado. En la actualidad está adscrita a la Oficina de Planificación Hidrológica de la C.H. del Tajo donde es responsable del Área de Participación Pública. Ha impartido clases y conferencias para diversas Universidades y Fundaciones.

Viene a cuento este conocido refrán para referir una historia acontecida en la Administración Española, en un Ministerio que parece muy alejado de la hidrogeología como puede ser el de Justicia. Y quiero contar a los miembros del Club del Agua Subterránea una insólita iniciativa que ahorró muchos caudales públicos merced a la utilización de las aguas subterráneas, y también una historia que sirva de homenaje a un compañero que se fue en marzo de 2015 a causa de una grave enfermedad.

Fue en ese ministerio (de Justicia) en el que ingresó como funcionario un licenciado en ciencias geológicas, concretamente de la XXIII promoción de la Facultad de Madrid. Resulta que allá por los primeros años de la década de los 80 la cosa del trabajo no estaba nada clara para nadie, ser universitario casi ni servía como llave de apertura a un puesto de trabajo, por lo que recurrir a las más variopintas oposiciones para la Administración era una clara salida para solucionar tu vida laboral y personal. Eso fue lo que hizo nuestro protagonista, ingresar como funcionario de Instituciones Penitenciarias. Y ahí tenemos a Don Juan Manuel Boces Izquierdo, nuestro compañero, trabajando para el Ministerio. No importaba la materia que hubiera estudiado, tenía la mejor de las licenciaturas, la del sentido común.

Y con ese bagaje en cuanto tuvo oportunidad les dijo a sus superiores que era una locura gastar tanto dinero en la conexión del suministro del agua para determinados centros penitenciarios muy alejados de los cascos urbanos, y por ende, de la toma municipal. Que probablemente era viable realizar el suministro de alguno de los Centros Penitenciarios proyectados mediante una captación de aguas subterráneas. Y como no se arredraba ante nada, cuando estábamos en la facultad le faltaba el tiempo para ponerse a picar cuando las compañeras le decíamos “Lolo, pica” y Lolo te cogía muestras para llenar un camión; pues eso que le faltó el tiempo para contactar con sondistas y perforadores para que le presupuestaran las posibilidades de su propuesta.

Parece ser que la propuesta fue a caer en superiores y receptivos oídos y se llevó a cabo; se realizaron más de dos decenas de sondeos en distintos Centros Penitenciarios, que no conviene ahora citar por cuestiones entendibles. Y así fue como Juan Manuel Boces Izquierdo, que pensó al aprobar la oposición que ya sólo haría geología ampliando su estupenda colección de minerales y rocas, volvió a la geología y le hizo un bien monetario a las arcas públicas, siendo –eso sí- recompensado con una meritoria Cruz de plata (Medalla de plata de 1ª clase al mérito penitenciario).

         

 

 

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